En los capítulos anteriores se han revisado todos los aspectos relativos a la prepa-
ración de la información básica del proyecto, para su posterior evaluación en
función de las oportunidades opcionales disponibles en el mercado. La evaluación
del proyecto en términos de estas oportunidades consiste en comparar los beneficios proyectados asociados a una decisión de inversión con su correspondiente
corriente proyectada de desembolsos. Esto no es otra cosa que el flujo de caja
estimado del proyecto, tema sobre el cual trató el capítulo 15.
La evaluación de un proyecto se realiza con dos fines posibles:
a) tomar una
decisión de aceptación o rechazo, cuando se estudia un proyecto específico; o
b)
decidir el ordenamiento de varios proyectos en función de su rentabibdad, cuando
éstos son mutuamente excluyentes o existe racionamiento de capitales.
Cualquiera
sea el caso, las técnicas empleadas son las mismas, aunque para estas últimas se
requieren consideraciones especiales de interpretación de los resultados comparativos entre proyectos.
El objetivo de este capítulo es analizar las principales técnicas de medición
de la rentabilidad de un proyecto individual. Para ello se hará el supuesto (que en
el próximo capítulo se abandona) de que la aceptación de un proyecto no afectará
al riesgo operativo conjunto de la empresa que lo llevará a cabo, es decir, el riesgo
inherente a los factores que condicionan la productividad básica de la empresa.
Todas las medidas del valor de las inversiones que se desarrollan aquí tienen por
horizonte la maximación de los beneficios monetarios.
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