Aun cuando el concepto del ciclo de vida de un producto puede fácilmente
criticarse en función de que la heterogeneidad de los productos y entornos en que
se sitúan es muy grande, es un elemento útil en la preparación de proyectos, para
los efectos de que, incluso en los términos más rudimentarios, se castigue la es-
timación inicial de las ventas, reconociendo la lentitud de la etapa introductoria,
para no sobrevaluar los resultados esperados del proyecto. En el proximo capítulo
se hace referencia a distintos mecanismos de pronóstico del mercado.
El resto de los atributos del producto requiere muchas veces un estudio
bastante mayor, justificado por cierto, que el del ciclo de vida. La marca, por
ejemplo, que además de un nombre es un signo, logotipo o cualquier forma de
identificación, puede llegar a ser determinante en la aceptación del producto, ya
que una marca difícil de pronunciar o que no represente una cualidad del producto,
entre otras variables, puede hacer que sea difícil de identificar y recordar y, por
lo tanto, no sea utilizada por el consumidor potencial. Para el evaluador de proyectos, más que llegar a determinar la marca, interesa el precio que una empresa
especializada cobrará por el diseño de ella, su logotipo y presentación en todos
los medios de difusión y comunicación empleados por la empresa que pudiera
crear el proyecto, por ejemplo, carteles, membretes en papel carta, sobres de
correo, etcétera.
De igual forma, será posible obtener a través de cotizaciones el
costo de una campaña de introducción de la marca y su fijación en el medio, lo
que más bien corresponde a una decisión relacionada con la promoción.
Más importante que la marca, para el preparador del proyecto, es definir el envase, dadas las inferencias económicas que tiene. Es fácil apreciar que el envase,
además del papel original de protección al producto, tiene hoy día un cometido
principalmente promocional, que busca que se diferencie de otros productos, sea
a través de su forma, color, texto del mensaje, tamaño o uso.
Cada día son más los productos que se promocionan, no tanto por sus especificaciones propias, como por el uso que se le puede dar a su envase una vez
consumido su contenido. De igual forma, la variación de tamaños, como en el caso
de las gaseosas, se hace imprescindible para abarcar los distintos segmentos de mercado.
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