El evaluador de proyectos deberá considerar cuál es la forma de organización
adecuada para la unidad económica que podría desarrollar el proyecto. La consti-
tución social de una unidad económica puede tener distintas formas de organización
y, por lo tanto, distintos costos inherentes a cada una de ellas. No es posible definir
a priori cuál es el esquema de organización empresarial más adecuado.
Deberán
estudiarse con detención las características del proyecto, el volumen de operación,
el capital requerido, el número de personas en él involucradas, la situación de los
socios, el esquema de la legislación tributaria y laboral y cómo ésta afecta a cada
una de las variables importantes del proyecto, etcétera.
Cada país define en su normativa legal formas de organización de las empresas.
Por otra parte, cada legislación establece normas tributarias, laborales, administra-
tivas, contables, de fiscalización y control que afectan de distinta manera a cada
una de las posibles formas de organización empresarial.
Asimismo, existen determinadas actividades que podrían estar restringidas en
un país o en una zona específica de un territorio. En muchas naciones se restringe,
por ejemplo, la actividad bancaria, financiera y aseguradora. También existen restricciones para actividades vinculadas al juego de azar, la creación de canales de
televisión, espectáculos y otros rubros.
En otros casos, el control de la prensa por
gobiernos dictatoriales impide que se creen nuevos periódicos o revistas. El prepa-
rador y evaluador de proyectos deberá, en consecuencia, conocer no tan sólo las
distintas alternativas de organización empresarial, sino también debe disponer de
eficaz información de nivel nacional y local en relación con las distintas restriccio-
nes que pueden afectar al proyecto cuya evaluación aborda.
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