En este capítulo se ha intentado dejar de manifiesto que la decisión de la localización de un proyecto es determinante en el desarrollo de su evaluación. Aun cuando
hay múltiples influencias personales en su definición, las repercusiones económicas
de cada alternativa hacen necesario un proceso más profundo de su análisis en la
formulación misma del proyecto.
Los factores condicionantes de una ubicación dada son fáciles de enumerar.
Sin embargo, será la habilidad del preparador del proyecto la que permitirá seleccionar las realmente relevantes para su análisis.
Y ello porque cada proyecto posee
particularidades- propias que hacen adquirir a cada factor locacional una posición
de priorización relativa diferente.
El análisis de la composición de los factores que será menester incluir en el
análisis debe responder a un criterio economicista de búsqueda de una localización
que dé al proyecto la máxima rentabilidad en su evolución. Muchos factores no
pueden, al respecto, ser cuatificados en términos económicos. Para ellos existen diferentes criterios de medición, basados en factores no cuantificables que dan
una aproximación relativamente eficaz sólo en algunos casos.
Contra las desventajas de estos criterios se formula un análisis dimensional
que, si bien supera las limitaciones estrictamente cualitativas de los métodos anteriores, mantienen una parte importante de su resultado, dependiendo de la subjetividad del analista.
En definitiva, la selección deberá basarse en lo posible sobre aquella alternativa
que, en términos económicos, permita la mayor rentabilidad del proyecto integral.
Para ello se plantean dos métodos que se basan, uno, en la suma de costos y, el
otro, en la valoración de los fliyos económicos en el tiempo. El procedimiento
para este último método se explicará en el capítulo 17, puesto que la lógica didáctica
así lo recomienda.
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