Deslandes plantea que para medir la capacidad de competir debe estimarse el
costo fabril en distintos niveles de la capacidad de producción. Para ello propone
definir los componentes más relevantes del costo: consumo de materias primas y
materiales, utilización de mano de obra, mantenimiento, gastos fabriles en general
(energía, combustible, etcétera). El costo fabril definido debe compararse con la
capacidad de producción y el monto de la inversión. A esta relación se le denomina
"masa crítica técnica", la cual, al calcularse, deja muchas veces fuera de análisis
el efecto de la dimensión de la empresa sobre los gastos administrativos o la
consideración de no trabajar a plena capacidad.
Al relacionar el costo unitario de operación (P) con la capacidad de la planta
(C), dada en número de unidades de producto por unidad de tiempo resulta una
expresión de la forma siguiente:
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