No es común encontrar en estudios de viabilidad consideraciones acerca del momento óptimo del abandono de una inversión. Por el contrario, frente a un horizonte
de tiempo definido, muchas veces a priori, se determina la rentabilidad que un
flujo de caja estimado arroja de acuerdo con los criterios tradicionalmente establecidos.
El valor de abandono podría abordarse desde dos puntos de vista.
Uno que
busca determinar el valor residual del proyecto en el horizonte de la evaluación,
con el objeto de optimizar la decisión de asignación del presupuesto de capital, y
otro que busca determinar el momento óptimo del abandono.
Robichek y Van Ilorne1 propusieron en un artículo publicado en 1967 una
regla de decisión de abandono donde éste debería producirse en el primer año en
que el valor de abandono exceda el valor actual neto de los subsiguientes fluyos
esperados futuros, descontados a la tasa de costo de capital, donde los fliyos lo
constituyen todos los ingresos que se dejarían de percibir por el abandono, menos
los gastos en efectivo que se evitarían.
Para ello, suponen que se conocen los valores de abandono a través del tiempo
y que son invariables con respecto a los patrones de fliyo, o bien, son determinados
por especificación de las distribuciones de probabilidades para los valores de
abandono.
Al definir su regla de decisión, señalan que el proyecto debe abandonarse en
el primer año en que:
Cabe hacer notar que para que este planteamiento sea vauao, el vaior de
abandono en el período t debe poder ser mayor que el valor de los flujos futuros
del proyecto descontados al año t, lo que se logra cuando la suma de los precios
de mercado de cada uno de los activos en forma independiente supera al valor
actual de los beneficios netos que generarían operando como unidad económica.
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