Otros modelos, como el de la máxima utilidad, contribuyen como técnica
individual de análisis, pero sólo incorporando información aproximada, por el
carácter contable de sus fUentes. Es preciso señalar, sin embargo, que las estima-
ciones contables no son más complejas que las necesarias para la evaluación por
el criterio del VAN, aunque sus resultados sí son menos confiables.
De igual forma, los procedimientos para calcular las inversiones para distintos
tamaños, basados en exponentes de algún factor de escala previamente determina-
do, constituyen sólo una aproximación válida únicamente en nivel de prefactibilidad
y nada más que en los casos en que la aproximación se justifique.
Cualquiera sea el caso, el comportamiento futuro de la demanda no puede
excluirse de ningún análisis. Aunque lo óptimo sería incluir sus variaciones futuras
en el flujo de c^ja elaborado para calcular el VAN del proyecto, existen algunos
procedimientos que se aproximan a un resultado. Su aplicación, salvo contadas
excepciones, conduce a error, por no considerar otras variables determinantes del
tamaño.
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