Los proyectos de riego, como ya se mencionó, pueden aumentar la disponibilidad de agua, como también mejorar la regulación o la eficiencia en el uso del recurso hídrico existente. Esto permite la incorporación de nuevas tierras a la producción y mejorar los rendimientos de aquéllas que se regaban y a las cuales, producto del proyecto, les aumentó la seguridad de riego.
En general, los costos de estos proyectos, están relacionados con las obras de regadío, con el acondicionamiento de terreno (nivelación, construcción de acequias, desmonte, etc.), y con los recursos necesarios para disponer de los insumos y factores requeridos en la producción.
Los efectos indirectos, como la mayor actividad en la zona, sólo se considerarán si los mercados en que interactúan tienen distorsiones como sería el caso de externalidades, impuestos o subsidios discriminatorios, empresas de carácter monopólico o monopsónico, etc.
Los beneficios o costos a considerar en estos casos se calculan a partir de los incrementos (positivos o negativos) de producto o servicio ajustados por la distorsión respectiva.
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