En otras palabras, el proyecto vale el equivalente a tomar cada flujo monetario que el
proyecto generará en el futuro, expresarlo en moneda de hoy, y sumarlo a los otros flujos,
restándoles la inversión inicial.
Este es el concepto de valor actual neto, que será el criterio
central de decisión, como explicamos más adelante.
La actualización consiste en descontar de los flujos futuros los intereses que esos flujos
habrían generado de haber ocurrido hoy: es decir, una operación inversa a calcular los intereses que
gana un capital invertido.
En consecuencia, para evaluar un proyecto necesitamos conocer al menos dos elementos: un
flujo de fondos y una tasa de interés. El flujo de fondos nos muestra los beneficios, inversiones y
costos que el proyecto va a generar de aquí hasta su finalización, y la tasa de interés nos permitirá
actualizarlos, es decir, estimar cuánto valen hoy esos flujos futuros.
En este capítulo trataremos esos dos temas: cómo establecer cuál es el flujo relevante de un
proyecto–el flujo que mejor refleja los efectos que tendrá para el inversor–y cuál es la tasa adecuada para descontarlo. El concepto básico, como vemos, es sencillo. El diablo, como dicen los
ingleses, está en los detalles.
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