En la teoría económica se plantean tres
interrogantes fundamentales que dan origen a un proceso de especialización de la producción y al consecuente
mercado en donde ellos se transarán con objeto de llegar a quienes los demanda para su consumo. Estas interrogantes plantean los siguientes problemas:
1) ¿Qué producir? ¿Cómo escoger entre las diversas
opciones de producción de bienes y servicios?
2) ¿Cómo producir? ¿Qué tecnología se utilizará
para producir los bienes y servicios? ¿Se producirá con pocos trabajadores y mucha maquinaria o viceversa?
3) ¿Cuánto producir? ¿Qué cantidad de bienes y
servicios deben producirse y quiénes los consumirán una vez producidos?
Estas preguntas
obligan a una reflexión que permita establecer algún mecanismo que dé respuesta a los interrogantes planteados. Surge, sin embargo, la posibilidad de que los interrogantes señalados tengan más de una respuesta y
que exista más de un solo mecanismo que sea capaz de contestarlas.
El desarrollo de la
civilización da muestra de distintos mecanismos de respuesta a los interrogantes básicos. Mucho antes del nacimiento de Marx ya
existían formas de respuesta donde una autoridad dictatorial señalaba arbitrariamente lo que la economía debía producir y obviamente para quién producir. Hoy, mucho después de Marx, siguen existiendo algunos dictadores que pretenden decidir y pensar económicamente por la comunidad.
Hoy en día se
conocen principalmente dos grandes modelos de concepción de la economía que dan respuesta a las preguntas fundamentales que se han planteado. Por una parte, se conoce la economía liberal, la que a través del
mecanismo de mercado y la interacción de la oferta y de demanda, sin interferencia
de ningún ente previamente organizado, permitiría dar respuesta a los
interrogantes básicos. De esta forma, el zapatero producirá los zapatos que necesita y
demanda la gente; el panadero, el parí; el pastelero,
ios pasteles; el carpintero, los muebles, y así sucesivamente.
Por otra parte,
puede ser el Estado a través de la planificación central de la economía el que establezca los bienes y servicios que se deben producir, cómo y cuánto producir, y también puede definir para quién se producirán. Inclusive
más, el Estado puede dirigir absolutamente el consumo de las personas obligando a la
sociedad a consumir aquello que el gobierno decidirá producir mediante su planificación. Las tarjetas de racionamiento en Cuba son un claro ejemplo de lo anterior.
sociedad a consumir aquello que el gobierno decidirá producir mediante su planificación. Las tarjetas de racionamiento en Cuba son un claro ejemplo de lo anterior.
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