La formulación de proyectos parte con la identificación de
ideas, continúa con la definición de objetivos para diseñar un perfil
que luego será analizado y aprobado. Este proceso no es siempre
lineal, la experiencia demuestra que pueden surgir muchos
imprevistos, reacciones inesperadas o cambio de último momento.
Por
tal razón, los proyectos se conciben mejor si en la elaboración se
consideran las interacciones entre las diferentes fases y con la
participación de todos los involucrados.
La fase de diseño consiste en definir detalladamente las
características del proyecto y poner las piezas juntas.
Deben
considerarse las dimensiones técnica, institucional, financiera,
económica del proyecto, entre otras. El diseño debe ser completo pero
flexible; es decir, capaz de absorber alteraciones y precisiones durante
la ejecución, sin afectar la viabilidad global del proyecto; lo cual
garantiza el éxito del proyecto. También se debe realizar un
diagnóstico de lo que sucede en la actualidad del proyecto, para un
mejor análisis y comprensión de éste.
En la preparación del proyecto analizaremos dos aspectos: a)
Diagnóstico de la situación actual y b) Estudio técnico del proyecto.
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