El análisis de sensibilidad, en estos términos, es útil para optar por profundizar
el estudio de una variable en particular o, a la inversa, para no profundizar más
su estudio si, por ejemplo, se determina que el resultado del proyecto es insensible
a determinada variable.
En este caso, no se justifica ser perfeccionista para calcular
exactamente un valor que se sabe es irrelevante. En general, mientras mayor sea
un valor y más cercano esté el período cero en el tiempo, más sensible es el
resultado a toda variación porcentual en la estimación.
Aun incorporando variables cualitativas en la evaluación, es preciso que éstas
sean de alguna forma expresadas cuantitativamente. Esto mismo hace que el valor
asignado tenga un carácter incierto, por lo que se requiere su sensibilización.
Si bien el análisis de sensibilidad facilita el estudio de los resultados de un
proyecto, su abuso puede conllevar serias deficiencias de la evaluación.
Hay un
abuso del análisis de sensibilidad cuando el evaluador lo usa como excusa para
no intentar cuantificar cosas que se podrían haber calculado. Lo mismo sucede
cuando el informe presenta solamente un coryunto complicado de interrelaciones
entre valores cambiantes, omitiendo proporcionar una orientación. Es preciso que el evaluador asuma un papel de consejero frente al inversionista, sirviéndose del
análisis de sensibilidad como de un complemento para su objetivo de recomendación de la aceptación o rechazo del proyecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario