Aunque pueden parecer obvios los usos del análisis de sensibilidad después de
revisar las principales técnicas de su aplicación, es necesario insistir sobre determinados aspectos que no han sido explicados aún. Básicamente, la sensibilización
se realiza para evidenciar la marginalidad de un proyecto, para indicar su grado
de riesgo o para incorporar valores no cuantificados.
Determinar la marginalidad de un proyecto es relevante, puesto que el monto
del VAN calculado no representa una medida suficiente para calcular la proporcionalidad de los beneficios y costos del proyecto. El análisis de sensibilidad muestra
cuán cerca del margen se encuentra el resultado del proyecto, al permitir conocer
si un cambio porcentual muy pequeño en la cantidad o precio de un insumo o del
producto hace negativo el VAN calculado. Si así fuese, el proyecto sería claramente
marginal.
Teóricamente, no es importante conocer la marginalidad de un proyecto si
no existe incertidumbre. Sin embargo, al ser el flujo de caja sobre los que se basa
la evaluación el resultado de innumerables estimaciones acerca del futuro, siempre
será necesaria su sensibilización.
De aquí se desprende cómo se puede emplear este análisis para ilustrar lo
riesgoso que puede ser un proyecto. Si se determina que el valor asignado a una
variable es muy incierto, se precisa la sensibilización del proyecto a los valores
probables de esa variable. Si el resultado es muy sensible a esos cambios, el
proyecto es riesgoso.
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