En efecto, la cuestión principal es separar los dos aspectos del proyecto. Si el mismo es conveniente–eficiente–en términos sociales, los aspectos distributivos pueden trabajarse de diferentes maneras, incluso renunciando a un cierto grado de eficiencia.61 Ahora, si el proyecto no conviene al total de la sociedad–si la misma es más pobre luego de hacerlo que antes–entonces la redistribución podría mitigar el impacto de esa mayor pobreza, pero lo haría partiendo de un presupuesto falso. En efecto, ¿para qué generar esa reducción de riqueza, con un mal proyecto? Esto justifica empezar el análisis por los aspectos de eficiencia, para luego seguir con los redistributivos.
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