Una buena evaluación de un proyecto no implica necesariamente que el proyecto una vez
implementado tenga buenos resultados. En un sentido limitado el concepto evaluación está referido
sólo a la etapa Ex -ante. En la situación Ex -post deberíamos decir que un buen proyecto es aquel
que cuyos resultados son bien evaluados.
Sin embargo, los buenos resultados que se obtengan en la implementación del proyecto, no
sólo dependen de la aplicación de las herramientas de evaluación (ex -ante) utilizadas en el análisis
de alternativas de proyectos, sino que depende mayormente de la construcción o diseño de las
alternativas de proyectos.
La razón de esto es que los estudios de preinversión, implican dos tipos de análisis: el
primero esta referido al diseño de la o las estrategias ( alternativas) a seguir en la solución de un
problema, a lo que se llama preparación del proyecto. Aquí, se identifican los elementos
principales que componen un proyecto que derivan en costos y beneficios relacionados con las
acciones a realizar para conseguir unos objetivos perseguidos. El segundo análisis se refiere a la
comparación o elección a priori entre alternativas, a partir de los resultados que se obtendrían de la
aplicación de cada una de las alternativas de proyecto identificadas. Este proceso se le llama
evaluación y consiste en la utilización de algunos métodos que estiman beneficios y costos de cada
alternativa de proyecto y permiten compararlas.
Un proyecto puede estar bien evaluado, en tanto los instrumentos de evaluación sean los que
correspondan y estén bien aplicados, con esto podríamos tener un proyecto con rentabilidad
positiva y decir que está bien evaluado. Sin embargo, esto no es suficiente para decir que el
proyecto es bueno, deberíamos asegurarnos que también este bien formulado.
Por lo tanto un buen proyecto es también, en gran medida, aquel que ha sido bien formulado.
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