El gobierno y la autoridad central pueden establecer la planificación del desarrollo y la definición de políticas económicas. No se puede establecer hasta qué punto debe intervenir el Estado en la determinación de la planificación del desarrollo.
Existirán, como en tantas controversias en el mundo, desde los extremistas defensores de una política de absolutismo estatal, hasta los partidarios de la libre empresa, que proclaman una ausencia total de la participación gubernamental. En cualquier punto en que se ubique el pensamiento organizado en un momento
determinado en relación con esta controversia, siempre existirá el convencimiento de la necesidad de establecer un modelo de planificación de desarrollo a través de un esfuerzo mancomunado, consciente y deliberado de aproximación a la realidad concreta del país, de acuerdo con los puntos de vista de carácter político, económico y social que se desea desarrollar.
La planificación constituye un proceso mediador entre el futuro y el présente.
El mañana nos afecta hoy, porque es hoy cuando podemos decidir hacer algo para estar en condiciones de aprovechar las oportunidades del mañana. Es por ello que en todo proyecto debe planificarse el futuro para así poder determinar tanto las variables susceptibles de ser medidas numéricamente, como aquéllas de carácter cualitativo de indudable incidencia en el comportamiento del proyecto en el tiempo.
Grandes pensadores económicos, como Adam Smith, John Maynard Keynes y Karl Marx, se han pronunciado por formas y mecanismos optativos de injerencia del Estado en la organización económica.
El esquema de desarrollo socialista postula fundamentalmente que los medios de producción deben ser de propiedad del Estado y que las decisiones de producción se establecen básicamente mediante una oficina central de planificación. Este tipo de planificación se da principalmente en los países del área socialista, ya que tanto el sistema político como el económico, postulan la existencia de una centralización en el proceso de toma de decisiones.
En un esquema de desarrollo no centralizado, el fundamento de la economía se basa masivamente en la propiedad privada de los bienes de producción, sin perjuicio de la existencia de empresas estatales. En este esquema, el mercado privado tiene un cometido preponderante en la asignación de los recursos. El desarrollo de la empresa se efectúa de acuerdo con los intereses del mercado, en donde el consumidor, a través de su votación monetaria, establece su propia decisión. El mercado establece las reglas del juego según las cuales el empresario privado proyecta su particular negocio o actividad, con miras a desarrollarlo en competencia y en libertad de decisión.
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