sábado, marzo 17

La planificación del desarrollo (III)

Por ejemplo, si se ha definido como objetivo final en el plan de desarrollo la eliminación del analfabetismo, el programa de educación que se haya esbozado para un período determinado de tiempo y con los recursos que se le hayan asignado, sólo puede pretender disminuir en un porcentaje dado el índice de analfabetismo,
sin lograr su eliminación total, como se definió en el plan. Esto significa que a través del nuevo programa que se diseñe y al mantenerse el objetivo del plan, se establecerá un nuevo conjunto de esfuerzos humanos, materiales y financieros que procuren continuar aproximándose al conjunto señalado en el nuevo período de
tiempo para el que se haya definido el programa.
Por su parte, cada programa se puede subdividir en subprogramas que facilitan la ejecución en el campo específico, en función del cual se fijan metas parciales.
Por ejemplo, incorporando el programa de educación al plan de desarrollo, se puede definir un subprograma de educación parvularia, otro subprograma de educación básica, media, superior, profesional, industrial, etcétera.
Tanto los programas como los subprogramas deben establecer, por su parte, metas parciales que sean coherentes y compatibles con los objetivos del plan de desarrollo. De esta forma, la elaboración de los programas debe realizarse coordinadamente, de manera de lograr una integración entre ellos, a la vez que sean compatibles con el plan central.
Por otra parte, la implementación de los programas y subprogramas que se definan se realiza mediante la elaboración de proyectos los que deberán prepararse y evaluarse para posteriormente aprobarse o recharzarse en función de su viabilidad económica y social y del cumplimiento de los objetivos establecidos en el programa.
Los proyectos evaluados y aprobados deberán jerarquizarse de acuerdo con el cumplimiento de las metas programáticas y los recursos disponibles.
Obviamente, puede existir una multiplicidad de proyectos específicos que apunten a la consecución de los objetivos establecidos en el programa de acción.
Ello obliga a que los proyectos se formulen de una manera tal que se expliciten los costos y beneficios asociados a cada uno de ellos y cómo su ulterior implementación habrá de lograr el cumplimiento de las metas programáticas preestablecidas.
En este proceso, es necesario individualizar cuatro etapas tend:~nt~s a discriminar cuáles serán los proyectos específicos prioritarios que merecen estudiarse en mayor profundidad: la generación de la idea, la decisión de su estudio, la formulación del proyecto y finalmente su evaluación.
Resulta obvio destacar que la generación de la idea del proyecto surge no sólo de la definición de los objetivos y metas del plan de desarrollo y de los programas, sino que adicionalmente de la situación vigente, en términos de la realidad concreta y operativa en que le corresponderá evaluarse. Esto adquiere plena validez por el hecho de que una de las características propias del plan de desarrollo y de los programas es su flexibilidad. Al ser los programas cambiantes en el tiempo, con prioridades también variables, algunos proyectos que en una época pudieron postergarse pueden en otro momento adquirir un carácter priori-
tario.

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