Los costos relevantes son básicamente los costos de oportunidad, es decir, los beneficios que genera la mejor alternativa no emprendida. Esto es un corolario de la incrementalidad: dado que no es posible emprender todas las opciones a un mismo tiempo, algunas deben dejarse de lado. Los beneficios que las mismas hubieran generado son un costo de aquella que sí se hace (a la inversa, los costos ahorrados son un beneficio de oportunidad).
Los costos de oportunidad son la primera aproximación al valor de los recursos empleados o generados por el proyecto; en muchos casos, el mercado reconoce esos costos a través de un precio.
Por ejemplo, un producto transable internacionalmente, como por ejemplo la miel, verá afectado su precio interno por los vaivenes del precio internacional: los consumidores internos deben pagar a los productores el costo de oportunidad que a ellos les significa vender al mercado interno en vez de percibir el precio de exportación; si éste aumenta, el precio local tenderá a aumentar.
La determinación de los costos de oportunidad se obtiene de la comparación entre la situación con proyecto y la situación sin proyecto.26
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