Para que el proyecto ingrese en ese mercado, debe desplazar a parte de los demandantes actuales. Ello se logra a partir del mayor precio de demanda; el proyecto está dispuesto a pagar más por el insumo, que algunos de quienes lo contratan actualmente.
El costo del insumo para el proyecto equivale al nuevo precio de mercado, P1, por la cantidad demandada Y. Sin embargo, para la sociedad, el costo es algo menor: la pérdida de bienestar originada en el menor consumo del insumo, representada por el área sombreada bajo la curva de demanda.
Como sabemos, “[…] cada punto de la curva de demanda representa el valor del producto marginal de ese insumo en usos alternativos, de manera que el área bajo esa curva de demanda representa el “costo alternativo” de ese insumo.” (Fontaine, 1999 [1981]: 298). Es decir, la sociedad valora cada unidad adicional de consumo del insumo de manera decreciente, pues la contribución alternativa del mismo también lo es (y, a la inversa, valora cada unidad que deja de consumir, de Q0 hacia Q1, de manera creciente), pero la empresa o proyecto debe pagar el valor para el demandante marginal (el primero que, en este caso, no acepta salir del mercado) para todas las unidades del insumo: P1. Por eso, el proyecto paga más por el insumo que su costo social.
En este caso, con ε = 0, la Fórmula 2 se transforma en:
Igual análisis puede realizarse en el mercado del producto que genera el proyecto, y para otros casos de elasticidades de oferta o demanda extremas.
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