El horizonte explícito es el conjunto de períodos que siguen a la inversión. Aquí es donde la proyección debe hacerse de manera más detallada, aunque el grado de dificultad de estimar costos y beneficios es mayor que en la primera etapa, pues nos adentramos más en el futuro (en lo que podríamos llamar un “futuro intermedio”).
La determinación y proyección del horizonte explícito es central en el análisis del proyecto.
En efecto, allí se juega en gran parte la rentabilidad del emprendimiento (desde el punto de vista analítico). Esto es así porque este lapso de las proyecciones es el más detallado, el que puede predecirse con (relativa) mayor seguridad y el que aporta mayor información para entender el proyecto y por qué es (o no es) rentable y conveniente.
Para establecer cuánto ha de durar este horizonte, debemos definir cuál es la duración económica de los activos principales del proyecto, y cuánto estimamos que durará el período de ventaja competitiva.
Los activos principales del proyecto son aquellos que contribuyen directa y críticamente a las actividades que lo definen.27 Por ejemplo, un canal en un proyecto de irrigación. Cuando estos activos lleguen al fin de su vida útil económica, el proyecto terminaría. Repetirlo implica, en realidad, realizar un nuevo proyecto.
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